jueves, 21 de mayo de 2015

QUINCE AÑOS SIN TABACO / Crónica de José Ignacio Restrepo

HOY CUMPLO QUINCE AÑOS
por José Ignacio Restrepo

Pensaba en esos años que el maldito hábito me acompañaría hasta el sepulcro. Y lo veía tan lejos que me alegraba, serían muchos paquetes para mi solo, muchos momentos entre el humo azulado, millones de cigarrillos perfectos, cilíndricos, puro aroma de tabaco desde la mañana hasta la noche...compañero callado de toda la jornada.
Pero se atravesó la muerte de Lalita, mi querida tía. Vi crecerle el cáncer, lo vi romper su preciosa espalda, sacarle un omoplato afuera, ajusticiar su cara bella de penas, como si fueran culpas por pagar, ella que fue solo bondad. Y se vino de frente la vergüenza, el saber que no tenía oficio entregarle mi vitalidad al vicio. Ya se partía la noche en dos o tres por esa tos imparable, sonora, larga. O en la mañana, al salir de casa, ese estertor rompiénsose en mi pecho, cuando el bus se alejaba lentamente, y parecía tan rápido. Mis pulmones tosían alterados diciéndome perdiste el juicio, ¿cómo me traes de obsequio este cochino alquitrán, que se adhiere a todo por aquí, privándome del aire?
Mi tía se murió igual a como hizo su vida, calladamente, pese a la bruma inmunda del dolor que encharcaba sus ojos y alcanzaba para hacer arder los nuestros. El sábado después de su entierro, me endilgué a solas frente al espejo de mi alcoba, ese que me miraba antes de salir de casa para ver como iba vestido, que tal combinaba todo. En mitad de una tos que no paraba la rabia me llenó, porque precisamente dándole la espalda era que fumaba; y me tuvo allí como quince minutos, madreando el papel del deseo que tapaba los ojos a la razón, ciega hace rato ante el maldito gozo de la succión y el humo, que desde los trece me traía preso sin cadena. Todo con el cuento pendejo de que había logrado emanciparme, y hasta el modo de morir había elegido...
Maldito cuento pendejo...
Eso fue en el año 2000, precisamente. Quince años tiene mi querida tía de muerta. Y el vicio que enterré, por la pura rabia de cargarlo, por toser de noche, por llevarlo atado hasta en mi ropa limpia, en las encías y los cubiertos, y en el aire de la casa que olía a tabaco...ni unas rosas, ni lirios, ni el viento al que invitaba cuando abría la ventana...Nada podía limpiar la escencia quemada de mis cigarrillos...

Ahora recuerdo ese primer beso, muchos besos después, sobre tu boca, cuando me dijiste amor, amor, ya no lo siento...Sabes a crema de dientes, mi vida...te quiero...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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2 comentarios:

  1. Estoy encaminada y todavía hay días difíciles, pero resisto.

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    1. Sé que vas a lograrlo, no dejes de mirar hacia adelante...Abrazos Violeta, gracias por venir!

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