martes, 13 de octubre de 2015

OJALÁ PASE EL PROYECTO / Un cuento breve de José Ignacio Restrepo

TEO...EN LA TARDE VUELVO


Un cielo morado y el radio que comienza a resonar con las noticias de otro lunes negado. Primero las cobijas se abren y después siguen las notas de la ducha, que acompañan el canto desmadrado de Manuel, este amigo tantas veces fiel, este amigo de alegrías y tristezas, y otras tantas veces apenas un compañero obligado. Va hasta la ventana y retira con delicadas maneras la cortina raída. Ha comenzado a llover suavemente de esa manera que a veces dura horas invariablemente. Recuerda que Manuel ha vendido el coche hace dos meses y recuerda también, que se ha dejado olvidada su sombrilla, que él piensa tiene carácter de paraguas. Y al verlo salir del baño con el cabello mojado y la barba cubierta de espuma, quisiera poder cubrirlo con algo mejor que un paraguas o el coche de antaño, una suerte de mampara hecha de amor, para que no le pase ni agua de lluvia, ni frío y así pueda llegar a donde quiera, con el traje intacto y la mirada feliz que Manuel siempre le dedica al empezar el día.

Lo ve comiendo el desayuno a toda prisa, y murmurar el orden de sus tareas, que incluye una moción ante sus patrones de un nuevo proyecto de inversión que al parecer no tiene aún todas las garantías para llevarse a cabo. Manuel repite, por segunda vez y luego alza los brazos en señal de victoria. Eso quiere decir que el proyecto pasará, no les quepa ninguna duda sobre ello. 

Por milagro ha parado de llover. Se vuelve para mostrarle ese detalle favorable a punta de consonantes cerradas y una que otra vocal, más dos pasadas de sus pulidas uñas contra el tejido de la cortina, lo cual produce un sonido que él distingue y conoce. Uno que hace que se asome y mire, para darse cuenta que ha escampado, que no va a mojarse de acá hasta el trabajo, que un bus asesino no va a mojar su traje al pasar de cualquier modo sobre un charco de la calle. Es como un premio antes de comenzar a competir por el proyecto. Manuel le acaricia la cabeza como si todo esto se debiera a alguna de sus invocaciones, y él acepta, alegre, pese a saber que se aproximan las peores horas de la semana, las iniciales del día lunes, el día donde explota en la casa este inmundo sabor a soledad y todo parece convertirse en una especie de funeral asignado que no ha solicitado de manera apropiada su concurso natural como habitante de este lugar.

Lejos de la controversia, él y Manuel son dueños de este sitio, pero él pasa más tiempo aquí, cuida que todo esté bien, que no entren ladrones ni otros seres indeseables. Y lo más importante, espera cada día a que llegue para darle cariño de hijo, de padre, de amigo. En fin, su papel en este sitio no se debe a una necesidad ni a una obligación. Tiene a la convivencia por meta y a la compañía respetuosa por condición, cosas que se dan hace tres años de manera mutua, con algunos baches. Por éso cuando Manuel se va a agachar para alcanzarlo y darle esas últimas caricias antes de marcharse, él, Teo, salta hasta el brazo de la silla de la sala para quedar a la altura del gesto, y así poder mirarlo a los ojos mientras él le promete que llegará tan pronto pueda, y le pide perdón por tener que cerrar todas las ventanas. Abre y cierra los ojos tantas veces como puede para expresarle que lo dispensa y que comprende bien el objeto de la medida. Se contorsiona contra su mano, que en el dorso es peluda y suave, para decirle claramente que él va a esperarlo, que no le duele dormirse frente a la ventana viendo como pasa la vida afuera sin él, porque sabe que cuando llegue Manuel traerá buenas noticias, que va a contarle que el proyecto pasó, que fue aprobado, y que van a poder trasladarse de este piso frío a la casa grande que le mostró en la revista, donde podrá también ir a vivir con ellos una gatica sin techo que ojalá hoy, en algunas horas, se acerque a visitarlo...Aunque estén separados por el vidrio lavado, que ahora mismo escurre las últimas goteras de luvia de este lunes de tedio....

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

2 comentarios:

  1. Tu prosa es tan bella como tus poemas, bella narrativa, que gusto leerte, gracias.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tus palabras estimulan...verde es la esperanza y el aliento tiene tono transparente, y el cuento tiene gatos, tiene liebres que vuelan y tiene gente... como vos, Loly... un abrazo!

      Eliminar