jueves, 29 de mayo de 2014

ERA UNA NIÑA SU ESTRELLA ...


LA  LLEGADA


Lleva ya cuatro horas divisando la colina. Desde la amplia ventana, que es casi un balcón, con sus cuernos colgados en el porche, y las florecidas azucenas, puede ver toda la cuadra, hacia el sur, y la curva sobre poblada de esta montaña de Dios. Es parda, con trozos de verde siena, o del tono de agua de pozo, o ese prendido que luce como la yema del pino joven, todos vienen en los lápices de colores Prismacolor, de la caja que hace años le dio Samuel de regalo de navidad, y que ya se le acabaron hace tiempo. Aquí viven un millón iguales a ella, enhebrados diariamente en la sucia y permanente pobreza, de no tener mas que lo del día, un poco de algo, lo que sea, para llevarse a la boca. Y un fiel camastro, o un jergón, donde dormir la angustia de ser pobres.

Quiere ver cuando llegue, ver de primera su rostro, esa forma suya de disminuir la distancia dando pasos que parecen bambolearse, tan lentos que parece se fuera a detener en el siguiente instante. No sabe como está, su mamá no la llevó nunca a la cárcel, y éso solamente aumenta el deseo de mirarlo, de comprobar que el tiempo, aunque se haya ido para ellos no ha pasado. Samuel le ha dicho que no espere demasiado, que todos los hombres cambian cuando son tratados como perros. Pero ella solo le miraba decir, sin creerle ni una palabra, pues su padre está hecho de hierro, tiene amor en cada músculo soldado a la entraña. Y el universo le respeta, porque sabe de qué está hecha su alma, dulce, clemente y persuasiva como el aire mismo, como el aroma nocturno del jazmín, que puebla de tanto en tanto, esta montaña.

Cuando se lo llevaron, acusado de rebelión, vino a vivir con ellas su tío Samuel, gemelo de su padre. Nunca ha podido comprender como dos seres iguales, en apariencia, pueden ser tan diferentes en su interior, a pesar de estos casi seis años de convivencia. Con cada palabra, con cada acción de su tío Samuel, se hacía más patente la ausencia de su padre, más crecía el amor, y el recuerdo de todo lo vivido se fortalecía dentro de ella. Aún sabiendo que era un sueño el que regresara con vida, o por lo menos intacto por dentro.

Está cayendo la tarde. No debe demorar en aparecer por el asfalto sucio, y quebrado de la calle. Su padre, que no tiene mas que dolores sobre sí, hedores multiplicados por el mal hacer de todos los que le rodean, de todo el mundo, que parece estar destruyéndose a pedazos. Su padre, Carmelo, se llama casi como ella, y por ese simple detalle es casi piel de sus carencias, pergamino firmado con sus silencios tristes. Ocho años casi desde que lo vio entrar a la cárcel, y vio las rejas cerrarse al pasar, y su espalda dolida decaer, privándola de ver el bamboleo amado, ese baile sin prisa de sus pasos, que ella tanto ha amado, y que es también su manera de andar el mundo...de tanto ir con él, de tanto interpretarlo para poder luego sin él seguir viviendo.

De repente lo ve. El sol decaído está bordeando la montaña, y le coloca un ribete dorado a todo el límite cansado de su cuerpo. Trae un sombrero de caña tejida, y una mochila de arpillera, como las que usan los militares, apoyada en la espalda y sujeta con su mano derecha, la de pintar paredes y cuadros, la que cogerle la larga cabellera para decirle con la mirada lo bella que ella es. Avanza, ya está a solo cien metros de la casa, y ella no quiere perderse una sola de sus legítimas pisadas, por ese piso polvoriento asido a la arcilla del mundo. Se baja de la ventana, cree que él no la ha visto, pero goza con sentir el sueño esperado de su aliento, en sus mejillas de niña hecha mujer, con su cabello al viento, como a él le gusta...Corre, abre la puerta, allí está su padre, vivo, completo...con la mirada que ella reconoce, plena, paciente , enhebrada a la vida en indulgencias...

-......Carmen...Hija...cuánto tiempo!!!

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
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4 comentarios:

  1. Entrañable amor profesado de hija a padre...miedo a esas terribles cárceles...miedo a que un dia su pobre padre no regrese...Cuantos países y seres están y viven esas situaciones?...pensémoslo.

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    1. ...en boca del teorema que se alarga, sobre cualquier historia corta o larga, está la teoría de la justicia, puesta hoy como cálida inocente, sin siquiera voz, ni celda que probar...Los Tácitos, Silvita, son ausentes, nosotros que les somos reverentes, por respetar la ley así sea injusta, podemos escribir de vez en cuando, sobre seres que se salvan amando...Gracias por dejar tu voz.

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    1. ...qué bueno que viniste, Lola...Gracias por dejar la belleza de tus ecos...

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